Tuesday, September 30, 2008

catecismo profano


no siempre uno se topa (me topo) con críticas positivas
y a veces, cdo uno se topa, no necesariamente te dan ganas de leer el libro
o uno le asaltan dudas si el que critica o reseña el libro leyó lo que uno
envió a la imprenta

me gusta esta crítica y nada: un agrado q un libro puede llegar y pasar fronteras
sin tener q ser un megabestseller o ser una novela

esta apareció en El Comercio de Lima la semana pasada y la escribió Fco Angeles
q también es el cerebro detrás del blog-canal literario

http://www.porta9.com/

en Porta9 entrevista con tiempo y preguntas inteligentes a escritores peruanos y de todas partes,incluyendo el q postea esto (en rigor, más q una entrevista, es una conversación que es algo bien distinto)

Catecismo profano

por Francisco Ángeles
Diario El Comercio

Apuntes autistas no es una novela ni un libro de cuentos ni una recopilación de ensayos. O es todo al mismo tiempo. Pero es sobre todo el libro de un fan, un tipo que habla con devoción de sus películas y libros favoritos. Estos apuntes pueden ser leídos como un testimonio y un agradecimiento a los escritores y directores que estuvieron de nuestro lado en los momentos en que todo parecía en contra, a los que nos hicieron sentir que no estábamos solos. A esos que, de alguna manera, nos salvaron.

Si el arte es religión, Apuntes autistas es un catecismo, un catecismo profano pero sobre todo persuasivo: después de leerlo, incluso al más escéptico pueden darle ganas de ponerse a rezar (a Woody Allen, Vargas Llosa y muchos otros). Fuguet redescubre la necesidad de consumir ficciones y pone en evidencia la íntima relación que tienen las obras con nuestra propia biografía. No es el arte o la vida: son lo mismo, no los podemos separar. Por ello, a los largo de las cuatro partes en que está dividido el libro ("Viajar", "Mirar", "Leer" y "Narrar"), Fuguet ha construido también una autobiografía (o, mejor, un autorretrato): la vida en el listado de películas que hemos visto y de libros que me hemos leído, y del momento (a veces el preciso) en que lo hicimos.


Las mejores páginas son las de "Mirar". Imagino que Fuguet va al cine como un hincha de la popular va al estadio: a dejar que desborden las emociones, a esperar el triunfo y salir frustrado por una derrota, a celebrar los goles y putear a los "parrilleros" que vienen a estafar (Lars von Trier en primera fila). Pero esta exaltación no impide el análisis agudo e incluso brillante (bastaría leer las páginas dedicadas al fenómeno Amores Perros para demostrarlo). Descubrimos en Fuguet un lector/espectador atento a las estructuras internas de la obra pero también a las circunstancias de su realización ("una buena película no tiene nada que ver con el presupuesto"). Y sobre todo a juzgar la capacidad que tiene una obra para decirnos la "verdad" a través de la ficción, para iluminar una zona oscura de nuestra propia vida.

Las opiniones, como las de cualquier fan, son radicales. Pero hay tanta energía e inteligencia (rara combinación) en el análisis que es difícil no estar inmediatamente de acuerdo con lo que propone. Sin embargo, el mayor mérito de Apuntes autistas es quizá el tono, esa capacidad para hablarnos al oído como un fan cualquiera, como un amigo que comparte su entusiasmo con nosotros. Casi siempre, Fuguet deja su lugar de creador y se pone del otro lado, del nuestro, los que lo estamos leyendo. Y así comprobamos que Fuguet vio lo mismo, pero vio más. Y que ahora nosotros vemos como él.

No necesitábamos un libro que nos enseñe a escribir. Creo que sí necesitábamos uno que nos enseñe a valorar el papel que han jugado en nuestras vidas esas personas que se pusieron a hacer ficción y la compartieron con nosotros. Ésa es la grandeza de Apuntes autistas. Y esa es la razón por la que, después de terminar la lectura, lo único que uno quiere es encerrarse a leer todos los libros y ver todas las películas, todas los que existen, y esperar el momento mágico de una epifanía que sabemos que tarde o temprano habrá de llegar. No sé si existe un elogio mayor.